Andar tirado

Solo de soledad... ssssssssssssssssssoledad casi absoluta aquí, no hay voces ni llamados, ni fiestas, ni expectativas de ningún tipo. Siendo ya la 1 de la matina estoy a punto de partir. Enfundado en una birra partiré hacia la enorme y apretada casa del comandante Guevara ( Bar), cuyo seno es verdadero refugio de esa clase de psicópatas que no saben qué hacer con su vida... deshecha.
El nivel de fisura es alto, la resaca óptima, la alucinación a la orden del día... sostenida por los primeros vahos alcohólicos nocturnos y la coherencia obligada por la tensión vertical-vecinal-celestial.
En fin, se sale a buscar con la desesperación de siempre, con la misma tristeza y alegría de cualquier descarriado. Se sale, hay vida por ganar, hay calle por recorrer, hay un mundo abierto e inconcluso sin solución de continuidad...
Soledad casi absoluta, se perdió el punto de referencia, sólo se trata de ir a buscar y se vive a los ponchazos...
¡ Ir... ir... irrrrrrr a dónde sea! Hoy voy, hoy vamos y talvez volvamos en dos patas... pero ¿ de quién hablo cuando hablo en plural...? del otro, obviamente hablo de ese al que le gusta la conga más que la vida, más que a mí mismo... y tira del carro, cómo tira del carro cuando el sol se descascara.
No sé, falta todo, está claro que no hay nada claro, fijo, concreto, todo es bardo, ese lugar a medio camino entre el cielo y el infierno... allí bardeamos en un eterno trajín sicodélico.
Yo lo elegí, no hay dudas, está todo abierto (apuro el final del vaso) , nadie llamó y yo tampoco llamé a nadie... ¿ a quién acudir en este trance? ojalá que pinte una pizca de gracia o magia...
Desorientado, no uso reloj, no tengo tiempo y a la vez me sobra. No quiero medidores, arranco en cuestión de minutos, solo esta noche también con un toque de paranoia ciertamente especial...
Es la noche que se abalanza sobre mí, aturdida ella, aturdido yo... y juntos hacemos algo parecido al amor o la locura.

Sábado 11 de diciembre de 1999